Manel taller Postcul

Manel

Vive en el barrio toda la vida.

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Equipo Postcul: Queríamos que nos hicieras, que cerraras los ojos y que hicieras como una reconstrucción del espacio, de donde esta la filmoteca ahora. De tal manera que, cuando lo escuches, se pueda imaginar...

Manel: Bueno, lo primero que recuerdo es que era una plaza semicortada, porque habían tirado unos cuantos edificios. Y entonces, en el agujero de esos cuantos edificios, hicieron la plaza Oriol y había como unos edificios en forma de L. En parte de la L, en la parte que tocaba a San José Oriol, el Keith Haring hizo un dibujo -bueno era un activista que me parece que además murió de SIDA-, hizo un dibujo contra el SIDA. Era la época de los yonkis y era a mediados de los 80, un dibujo muy simple... Bueno, había un bar en la esquina, al frente del Marsella, que era un bar de estos de siempre, donde iban lo viejos a tomarse su casalla, su anís, su cerveza. Y claro, en mi época pues había gente que dormía en la plaza, que podía tener algún que otro encontronazo.

La calle Robadors no tenía nada que ver con ahora. Había muchísimo más movimiento, muchísimas más chicas, sonaba más música porque había... A mi dijeron que había 50 y tantos bares o más en la calle Robadors, tu escuchabas música y había... bueno era animadito. En San José Oriol se pasaba chocolate. Yo, la primera vez que pille chocolate, lo pille por allí, en una calle que se llama San Jerónimo, a una señora que se llamaba Carmen y era gitana. Y había una familia, por ejemplo, que muchas veces dormía en la plaza, dormían todos, o sea era una de estas familias extensas y se plantaban sus colchones y allí dormían. Entonces, yo la utilicé varias veces... Para mi fue un factor clave también, con todo lo del mobbing, porque cuando nos cortaban el agua allí había una fuente, entonces íbamos a buscar el agua allí. Hasta que el Ayuntamiento la cortó, quitó la fuente. Entonces, claro, las víctimas del mobbing, no cuentas que es gente que le joden, que no tiene agua, entonces ya te tocaba ir a la calle Hospital. Bueno, en frente del Teatro Arrumea, que había una fuente, y en esa fuente, pues buenom mucha gente se mojaba la cabeza cuando hacia calor o bebías o bebían los perros.

Yo, una de las cosas que me gustaban de la plaza, era cuando se montaba el mercao totalmente informal, sin horarios. En el momento en el que uno plantaba, plantaban los demás y luego lo bautizamos como “el mercado de la miseria”. Pero a mi tampoco me acaba de gustar el nombre ese, porque habían muchos personajes, desde gente que se encontraba cosas en la basura... Claro que pasó que hubo un momento que empezaron a aparecer quinquis que vendían cosas robadas, claro, móviles y esas cosas. Claro, y con esa excusa te jodieron el negocio, bueno el negocio... Es que para mi era, más que un negocio, era una cosa de contactos sociales. Yo bajaba trastos cuando tenia trastos, cosas que no quería, las bajaba a la calle o juguetes; entonces si pasaban críos les daba los juguetes. Me decian: "¡¡Ah!! No tengo dinero", “es igual, llévatelo”. O cuando la gente se hartaba, antes de coger y llevarse todo de nuevo, te decían: “toma, te lo regalo” y te regalaban todo el puesto. Lo regalabas tu, y bueno, también es una manera de hablar. Con el negocio, es como los marroquíes cuando se toman el té a la menta mientras hacen los negocios y regatean. Entonces es otra manera de compra-venta en la que hay un contacto más intimo entre el comprador y el vendedor. Y luego, por otro lado, te pone todo el mundo al mismo nivel, es muy sencillo todo.

EP: ¿Y dónde estaba el mercado?

M: En la plaza Salvador Seguí, donde están haciendo la filmoteca. Bueno, allí supongo que seguirá quedando una semiplaza. En teoría, eso será plaza, porque lo que es la filmoteca ocupa lo que era la L esta que te digo yo y parte de la plaza, y luego se come un trozo de San José Oriol. Que claro, allí se han pasado, porque podrían haber hecho, desde la Rambla del Raval, una vista recta hasta Robadors. Pero como le meten un pico de la filmoteca, pues quedará cortado, entonces, a nivel de horizontes.

En teoría, una de las cosas que hacen con el Raval es esponjarlo para que haya más espacios, más horizontes, porque las calles son estrechas, sin luz, y en cierta manera, la filmoteca va a romper esto que te digo. Si realmente pretenden esponjar y romper espacio, se tendría que haber quedado justo cuando con el limite de San José Oriol. Entonces, lo que han echo es comerse la callecita. Entonces tu ya no vez Robadors desde la Rambla del Raval. A lo mejor el proyecto original era así, pero yo lo dudo, porque yo veía que desde la Rambla del Raval se veía.

Y bueno han hecho presentaciones pa los vecinos de como iba a ser el espacio, presentaciones donde la asistencia social y todo esto. Luego, estas presentaciones se han quedado en lo que a ellos les ha dado la gana. Porque en teoría, alrededor del todo lo que era todo el hotel Barceló, tenía que ser zona verde. Entonces dijeron que bueno, que como... ponían el parquing SABA, pues claro, los árboles no podían tener unas raíces muy largas. Entonces iba a ser como un parterreno, lo iban a subir y allí plantarían medio metro del suelo de altura. Entonces allí podrían plantar entre el medio metro ese y medio más, un arbolito que tuviera raíces... Pues al final no han echo nada. Y bueno, la filmoteca esto. Supongo que, a lo mejor hay alguien que tendrá grabadas escenas de esto, y es posible que en la filmoteca aparezcan estas imágenes, como si fuera un “nodo”. Son un poco imágenes de “nodo”. Es verdad que si quieres... o bueno muy literarias también, es el Jean Genet con el "Diario del ladrón".

El Raval siempre ha sido un barrio golfo, barrio marginal, barrio donde siempre ha habido... Antes era mas suyo, menos luz, más enfermedades infecciosas, más enfermedades mentales, porque era de gente marginal, a nivel de pobres, por eso también hay... ha habido prostitución. Todos los marineros venían cuando se embarcaban, pues venían hacia allí para echar su polvo, y los no marineros también. Hay que tener en cuenta, yo por ejemplo nací en el franquismo, entonces había una represión tremenda, la iglesia marcaba muchísimo y era lógico que hubiera que la gente necesitase irse de putas, en cierta manera, porque estaba todo tan reglamentado... Todo era pecado. Entonces, en el Raval todo esto del pecado pues se reían más, era una zona un poco más abierta en ese aspecto, que se salía un poco de la norma.

Antes, en su momento, si que había un respeto entre los vecinos. Los mismos quinquis del barrio no metían palos en el barrio, o a la gente del barrio, a la que se ha turistificado... No solo ya turistificado, a ver, en los años 80, el barrio tenía muchísima gente, estaba superpoblado. Entonces, a mediados de los 80, apareció todo lo que son el caballo y todo esto, y la gente joven empezó a largarse del barrio porque no quería que sus hijos vieran a los yonkis tirados por los suelos, las putas en las calles, o los quinquis. No querían un ambiente así, cutre. La gente se fue del barrio, sobre todo los jóvenes. Y entonces fue cuando llegaron la inmigración, la primera ola de inmigración de finales de los 80, principios de los 90, por allí. Y claro, ese era el barrio más barato y mas vacío, entonces fue como una repoblación con inmigrantes y se repobló de inmigrantes. Entonces, después de los inmigrantes, ha habido la turistificacion del barrio. La explotación del barrio. Directamente vieron que aquí había un buen pastel y empezaron a hacer, en base a todo este proyecto del PERI del Raval, pues la filmoteca, el hotel Barceló, todo esto, bares con fotos de estrellas de Hollywood... O sea, ha habido una explotación comercial de esto.

Entonces claro, que la gente de siempre, de toda la vida, esas viejecitas que seguían en el barrio, o los inmigrantes, o lo que sea, empezaron a molestar, porque claro, interesaba para especular y empezaron a expulsar a la población.

A ver, no lo sé, yo por ejemplo el idioma, la cuestión del idioma... Yo soy hijo de valenciana y de gallego, entonces... O sea, era el idioma de Franco, de la educación. El idioma en el que me siento más relajado hablando es el castellano, lo que pasa es que, entonces que pasaba... Es el castellano pero yo me crié en catalán, porque mi madre me cantaba en valencià todas las nanas y nos hablaba en catalán, solo que nosotros le contestamos castellano. Hasta que me hice más mayorcito, y busqué mis raíces y tal, y quise reinivicarlas y me catalanicé más, y me cambié el nombre de Manolo por Manel, etc. Y entonces, el idioma, por ejemplo, pasa que como yo hablaba castellano, gente del colegio que hablaban catalán, cuando aparecíamos gente que hablábamos castellano, cambiaba el idioma y había allí una sensación como de... bueno, de ocultación de lo catalán. O sea, es que puede tener dos lados porque, por un lado puede ser la historia de: "cuidado, este nos puede denunciar", y por otro lado: “nosotros somos algo especial porque somos catalanes”. Era algo a dos bandas ¿no? Entonces, en su momento, el racismo era con los andaluces sobretodo, que decían que "sí" siempre a la fiesta, a rascarse los cojones, ir de putas... Esto eran los andaluces en el imaginario que yo siento como catalán de aquella época, que sería el mismo de ahora con los inmigrantes de otros países. Entonces bueno, lo que está claro es que los prejuicios siempre existen, y dependiendo de la época y del origen de la gente pues sale.

Pues en los 80 esto, que llegó el caballo, que llegó la heroína, y en cierta manera destrozó la juventud del barrio, la condenó directamente a la muerte. A muchos, a la gran mayoría, a la muerte, a la cárcel.

EP: ¿Cómo aterrizo la heroína en el barrio? ¿Hubo intereses para que eso fuera así o no?

M: Pues bueno, todo puede preguntarse... habría que investigarla ¿no? Porque, hasta cierto punto, lo que está claro es que la droga no la maneja el camellito que pasa la rayita, sino que la maneja gente mas gorda. Yo creo que, incluso, hay intereses generales de corrupciones a gran nivel, que hacen posible que esto pase en determinadas épocas, en determinados sitios. No creo que todo sea tan fortuito. Entonces, pues hubo un éxodo de la juventud del barrio de los que no querían acabar, en cierta manera, así. Que se sentían ajenos a esa realidad. Entonces se iban, sobretodo cuando se casaban e iban a tener hijos. Y entonces te encuentras con que la población descienda a la mitad en poco tiempo, en pocos años, y envejecida toda. O sea, pasar de setenta y tantas mil personas a 37.000, y de una media de edad, a lo mejor, de veinti pocos... porque claro era familias extensas.

Yo iba al colegio Rubén Darío. Yo vivía en la frontera. Yo vivía en la Ronda San Pablo, la Ronda Sant Pau hace frontera entre Raval, Example Esquerra y Poble Sec, en cierta manera tocaba las tres.

Conocía, por ejemplo, las barracas del Monjuic, de niño. Veía como los gitanos se lavaban los barrenos con el agua. Claro, no había agua caliente. Entonces, los que venían de la parte de atrás de mi calle, porque los que vivíamos en la parte de adelante, porque mi escalera era un complejo en la... Entonces, la mayoría de los que vivíamos en la parte de adelante, la mayoría acabaron estudiando, montando un negocio, llevando una vida medianamente lo que se entiende como normal. Mientras que los de atrás, la mayoría acabaron en la cárcel, con multitud de problemas. Entonces, esto era. Había como una frontera muy marcada de mis amigos de adelante y los de atrás, y en los de atrás había mas familias de 4, 5, 6, 7, hermanos. O sea, familias numerosas. Yo, por ejemplo, soy hijo de familia numerosa: éramos 5 hermanos.

Y bueno, llega el momento en el que me independicé. Pues me metí en Robadors. Porque pensé: “ostia...”, porque me salió esto, que era un contrato indefinido, en teoría barato. Y yo, que tenía problemas con mi padre y no quería seguir en casa... Y yo estudié antropología, y ostia, pensé: “ostia, puedo estudiar la prostitución”. O sea, yo veía, tenía algo para hacer estudios sobre antropología social o algo así. Pero claro, a la que me metí en Robadors... Porque yo no sabía cual era la calle Robadors, de echo no había entrado. No sé si había pasado una vez por Robadors, por Sant Rafael sí, pero había como un límite allí. Y entonces, cuando me metí en Robadors, pues claro, no era todo de: "haré este estudio...", porque te pringas con la realidad del sitio y te encuentras con tus vecinos. Te encuentras con todo lo que era la realidad del barrio. Entonces, al principio, era un poco deprimente, claro. De ver la miseria, escribí unos poemas que reflejaban mucho esa situación social. Además, había campañas del Ayuntamiento muy hipócritas, de contra el hambre infantil y cosas de esta, porque en ese momento todavía había problemas de malnutrición en el barrio y entonces hacían campañas a nivel solidari. No sé, se recogían alimentos en todo Barcelona para traerlos a los niños del Raval, como si fueran niños africanos o como si fueran... Pues hubo una campaña muy fuerte para los niños del Raval.

Yo creo que han sido un arma muy fuerte, los niños. Primero con esta campaña, que ya fue una de las primeras, que sería a principios de los 80. Esta campaña inmensa... Y entonces, después del “Nens”; o sea, como se explota la inocencia o la pretendida inocencia de los niños para hacerse sus campañas políticas. Por ejemplo, con la película “De Nens”, que evidencia mucho toda esta situación. La taula del Raval, que denuncia la recalificación de los terrenos de la Illa Robadors, que es zona verde y que lo cambian para vivienda social, sede de la UGT, hotel, etc. Y entonces, directamente, aparece una red de pederastia en el Raval. Y eso es un boom mediática que provoca que toda la gente lo castigue moralmente. Pero cientos de casos de pederastia, miles de casos silenciados, los de la iglesia por ejemplo. Ahora empiezan a salir, después de todos estos años.

Entonces, lo que esta claro es que, para que esa campaña tan mediática se diera, había poderes del estado que estaban manipulando todo esta situación. De echo, era gente de Ayuntamiento. Yo estoy seguro que PROCIVESA, las empresas mixtas estas, y los políticos, hicieron que esto se diera como se dió. Lo cual no quiere decir que no hubiera ningún pederasta, lo cual no quiere decir que fuera más de uno y que fueran amigos que cuando veían el culito de un niño. Yo no quiero decir que no hubiera pederastia, la pederastia ha existido siempre. Para mi es condenable. Pero el circo mediático que se montó no tiene nada que ver con la pederastia. Tiene que ver con un tapar unas determinadas denuncias que se estaban haciendo sobre unas recalificaciones que se estaban haciendo, con tapar una corrupción directamente.

Cuando expulsaron a la gente les importó una mierda si son niños, si son viejos, si son... En mi escalera hubo una chica que decía: "¡no! yo no me largo". Le tiraron los muebles a la calle, sin una orden judicial la fueron a desalojar. Entonces vino a casa, se encontró todo el panorama, porque le avise: "pues te están tirando los muebles". Vino, llamamos a la policía. La policía, claro, encontró que no había orden judicial. Tuvieron que pagar y le dijimos: "¡ostia! Denuncia que te han tirado las cosas, que te han roto las cosas, que te han dejao en la calle...". Pero la chavala, que tenía 20 años y dos críos, uno de dos y el otro de meses, dijo: "que no... que a mí, ya me han dicho que si yo no puedo tener otra vivienda, sino puedo pagar otro alquiler, los niños no pueden vivir conmigo en el cajero automático y me tendrían que quitar la custodia de mis hijos". Entonces, en mi escalera, eso. Para que te largases, te podían quitar la custodia de los hijos. Todo esto los servicios sociales del Ayuntamiento, que en teoría te tenían que ayudar a acceder a otra vivienda. A otro le dijeron que si lo encontraban el día del desahucio, como tenía problemas mentales, tendrían que venir con el medico forense para llevarlo a Sant Boi.

Al marroquí, al Mohammed, lo tenían más pilladito. tenía tres hijos, también le dijeron que: ·¿tu quieres que tus hijos se acuerden de la paliza que te vamos a dar el día del desahucio? Pa toda su vida, se quedaran traumatizados pa toda su vida, porque se acordaran pa toda su vida de las hostias que te vamos a dar”. Entonces, éste se largo un poco antes. Me avisó, fue el único de la escalera que aviso y dijo: “mira Manel, no me puedo esperar al día del desahucio porque me han dicho que me apalizaran delante de mis hijos y yo esto para mis hijos no lo quiero”. Total, al cabo de medio año le dieron el piso que le habían prometido. Durante medio año estuvo durmiendo en casa de un señor que era monárquico, de una asociación monárquica, él era muy cristiano. Bueno, yo que sé la relación que se tendría con el marroquí este, el caso es que le ayudaba, era uno mas de la familia. Éste lo metió en su apartamento, de treinta y tantos metros cuadrados, al lado de Colón por la calle Ancha, hasta que le dieron un piso. En su caso, fue la Generalitat y se lo dieron en la calle Caradona.

Y bueno, la gente... Claro, otra vecina, por ejemplo, se le murió la pareja, encima el contrato estaba a nombre de la pareja. Pero esta me la cogía yo siempre del brazo, y al final le dieron un piso a ella. Y ella tenía miedo, claro, que si la metían en una residencia o pisos asistidos, ella tenía animales y no le dejarían tener sus animales. En mí escalera, aparte de la familia del marroquí este que tenia 50-52 y la chica esta jovencita, todos los demás eran de alrededor de 58 a 75. Entonces había dentro de cada casa un drama, todo era pagas no retribuidas. Había gente con síndrome de estos no que recogen la porquería, de Diógenes. Y no era solo síndrome de Diógenes. Había uno que decía: “yo voy echando mierda en el piso”, y decía: "el día que me vengan a echar, prendo fuego en el piso y a tomar por culo" y yo le decía: "hey nen, que yo vivo arriba... ¡y a mi no me jodas!". Pero sí, sí, era... Luego había una señora de setenta y tantos años, que había recogido a dos que vivían en un coche, entonces vivían los tres en la casa. Esta señora casi no se podía mover, tenía las piernas llagadas a tope, y cuando les fui a ayudar para mover cosas... Claro, como nos echaban a todos, nos unimos para que no nos echaran. Y bueno, me tomaron como un poquito... Bueno, yo era el líder, eso está claro. Era joven, era el que me había puesto ante los medios de comunicaciones, el que había puesto pasta pa pelear, el que sabía hablar... Entonces se me hizo un líder natural. Yo he detestado siempre a los lideres, soy antilider; pero me lo he comido... Hasta la alcaldía me he comido.

Y entonces, cuando empecé a meterme más en las casas, porque ellos mismos me metían, ¡ufff!... Pues colchones llenos de meados, muebles podridos, bichos, orugas, ratas, porque no había una asistencia social que funcionase... O sea, la asistencia social es: “Ven a verme al despacho, ven a verme en condiciones que yo te entienda; porque si te huelo a cerveza ya no te voy a atender, ¡pedazo de borracho!”. Cosas así delante de mis morros, y he de decirle: “yo no estoy borracho y tú le estas faltando a este señor”. Unas cosas así que... Si fuera por ofensas, yo estaría muerto. Y no por ofensas a mí, que también, porque a mi también se me ha echo de todo. Bueno, me han dicho: “que el tuerto es el rey en el país de los ciegos”, con toda esta historia, una de la Generalitat.

Bueno si, gente del... En su momento, sí había mucha gente del barrio que acababa en prisión, en reformatorios. En la época, el Raval, a nivel de porcentaje, era quien aportaba más carnaza. A nivel a chungo, en el sistema social, eran los que más presos tenían, los que más enfermos de infecciosos... Y el caballo fue tremendo.

Y luego, ha sido pues, ya... la modernidad, lo que viene a destruir el barrio. Sí, porque para mi es una destrucción del barrio, lo que se está haciendo. Porque sí que creo, que hay que reformarlo, limpiarlo, pero hay cosas que hay que mantener, que hay que... Por el concepto este, tan de ahora, de la sostenibilidad. Había, por ejemplo, una finca en la calle Hospital, modernista. Una guapa por dentro. Los vecinos hicieron una plan alternativo a la Rambla del Raval para que se mantuviera ese edificio, con arquitectos... Y pasaron de todo y la tiraron, y a tomar por saco. Y luego, lo más tremendo, no es para mí... claro, yo no soy urbanista, ni arquitecto, ni vivo en las nubes. Yo vivo con mis vecinos, y esto es para mí más sangrante, encima, que tirar un edificio modernista, es que traten así a la gente, como a mis vecinos, de borrachos, de putas. O sea, te ponen una etiqueta y a partir de allí no vales una mierda, y no digas nada porque todavía te vamos a meter por aquí. Entonces, una indefensión muy grande, para mí. Lo que están haciendo, porque lo siguen haciendo, es terrorismo de estado. Terrorismo de estado puro y duro. Porque, tú piensa, que yo tengo, en teoría, es corrupción. Corrupción clara, en el registro de la propiedad, banca, notarios, y tengo las pruebas, y salgo amezado yo de fiscalia general. Que me meten en julio por hacer calumnias. Pues les digo: “métemelas, que como mínimo me podré defender, por lo menos no me tendré que pagar abogados, ya puedo ir con oficio”. Entonces tampoco me lo meten, es terrorismo de estado.

Es así, expulsamos a la población y encima te tratan como... Bueno, un reflejo de está situación, que como el mobbing, para mí, es un síntoma agudo de una cosa más crónica, como es la expulsión de vecinos. El mobbing es gente que tiene capacidad pa chillar, porque hay mucha gente que no tiene capacidad pa chillar, y entonces llegaron a haber, en esta época, que se habló de mobbing, de la que yo me siento muy satisfecho de haber colaborado de que se hablase. de que a lo mejor te salían inmobiliarias, que te salian: “chollo de piso, 80 m2, 100.000 €, inquilina contrato indefinida 93 años”, y te plantaban la foto de la tía postrada en una cama, a lo mejor, o sea... Como para decir: “se está muriendo aprovéchate, aprovéchate es el momento de tu negocio... la muerte de ésta”. Entonces, esto empezó a salir también en los medios. Bueno, ha sacado lo peor.

Para mi, ha evidenciado lo peor de la especulación, el echo de que no les importa hacer negocio con que ojala que te mueras pronto, y ahora mismo pues hay...

Menos mal que el tío no se mueve, porque hay la Carmen, que vive en la escalera de al lado de la mía. Yo vivía en el 29 y ella en la 31, las dos juntas forman un solo edificio, arquitectónicamente son dos entradas dos escalres pero es un conjunto y una capillita al medio. Para mi esto tenía importancia. Entonces, a esta señora se vendió el piso por tercera vez, se lo comunicaron. Ella, como tiene un contrato indefinido, ni le va ni le viene. Entonces, en el momento en el que se vende, se le pone en el registro de la propiedad y se le comunica a ella como arrendataria la venta, y que ella rechaza comprarlo, y entonces que él lo compra por una hipoteca libre de arrendatarios. Esto a la misma hora y el misma día que te han ofrecido el piso y que es el arrendaría, esto es lo que yo presento en Fiscalia General de Cataluña. A parte de las cuatro ventas de mi casa, que también habían falseado un documento público, porque decían que estaba libre de arrendatarios, que se vende el piso, y que opte a la compra si quiere, etc. Este señor le envió a dos pedorros a amedrentarla, el que compro el piso, este último. Porque ella pagaba el alquiler. No se lo cogían, entonces se lo empezamos a enviar por correos y para meterle miedo, le envió a dos a casa. Y ella, enseguida, me llamó a mi y me dijo: “Manel, que hay dos tíos en mi casa que me están agobiando, que el piso y que tal”. Y fue allí y les dije: “estos, papelitos los ves, tómale una foto y se los llevas a tu amo y le dices que esto es falsedad de documento público y que esto es cárcel, y que como no le esté cobrando el alquiler ya tienen puesta una querella, bien pronto”, “Ah, sí, sí. Toma número de fax...” y no han vuelto a aparecer.

Entonces, ella lleva como 4 años sin pagar el alquiler. Eso sí, todos los meses va a correos, envía el giro. El giro, al cabo de mes y medio dos meses, se lo devuelven. Ella tiene que guardar cada papelito, como que ella a querido pagar, porque claro, también lo intentamos depositar en el juzgado, pero en el juzgado este nos decían que el señor este no vivía donde vive. Total, que se dedican a falsear todo tipo de cosas. Los del juzgado, cuando le da la gana, no encuentran a quien; pero si eres tú quien roba una caja de cerillas, hay todas las evidencias.

EP: Has hablado del mercado y de los edificios y de una capilla... Necesito que me ayudes a imaginar como era el espacio antes de la filmoteca.

El mercado era gente que ponía tiendas en el suelo y en la misma plazoleta. Entonces, lo que era la calle Robadors, una calle muy estrecha, en forma sinuosa, con S, no recta, oscura, entraba poco sol y la plaza formaba una L con Sant Josep Oriol. Que es donde ahora esta todo junto, esa calle ha semidesaparecido y había la plazeta esta.

EP ¿Y cuantos edificios había?

M: La L esta, de Salvador Seguí. Dos laterales de los cuatro, con lo cual podían haber 8 o 10 escaleras, tal vez. Pero en ese lado, luego, si sigues para arriba, es el resto de la calle, que había una guardería, habían chatarreros, había una tocinería... Yo que sé, si nos circunscribimos a lo que ocupa la filmoteca, pues sí, llegan a las 10 escaleras y la placeta y unas cuantas palmeras y el mural del Keith Haring.

Entonces estaba Robadors y Sant Pau, la fuente. Que yo espero que vuelvan a aparecer fuentes en esta ciudad, que es una de las cosas que me gusta de esta ciudad. La primera vez que fui a Paris, dije: “no hay fuentes, que mierda, que cabritos. ¡Hay que pagarlo todo!”, y aquí está un poco pasando lo mismo.

EP: ¿Qué se pensaba la gente que se iba a construir allí?

M: La gente no pensaba que se iba a construir nada, a parte, yo que sé. Es que nadie se ha planteado, la gente de la calle no se planteaba el urbanismo del Raval, se planteaba si la calle estaba sucia o no estaba sucia, si el niño venía a la hora o no. Yo, de hecho, no me lo planteaba. Si yo vi tirar todo Sant Jerónimo, veías tirar todo eso, y mucha gente, muchas historias que se cuentan, pues la gente no se las cree. Y la gente te dice: “eso es ilegal, eso no se puede, eso es...”, y se han echo.

EP: ¿Pero y qué cosas se contaban?

M: Gente a la que echan: “o te largas o te meto al psiquiátrico”, a la ridículas de indemnizaciones que le dieron a mucha gente para que se fuera, 3.000 €, 5.000€. Propietarios que les pagaban 12.000€ por su vivienda, en ese momento eran pues 2/3 millones de pesetas. Luego, esta gente, que a lo mejor cae en esos pisos, como tenía niños y eran familias extensas, a la que se han echo mayores y han trabajado les han dicho: “en tu casa entran más ingresos de los que te corresponden, fuera del piso de protección oficial”, cuando antes tenían un piso de por vida. A lo mejor eran propietarios, o eran contratos indefinidos. Entonces, lo que había allí, pues bueno a ver... Sant Jerónimo era la calle del chocolate, en Sant Jerónimo ibas en coche y no te hacía falta ni bajar del coche pa tener el chocolate, por ejemplo.

EP: Y tu ¿en qué momento te enteraste que allí se iba a construir una filmoteca?

M: Bueno, lo de la filmoteca es más tarde. De hecho, yo me entero con toda mi movida. Yo, antes, ya había visto que había moviditas, pero bueno, no había habido quejas ni había habido nada. Yo, en el momento en el que se me menea el culo, me entero de todo lo que es el proyecto urbanístico. Claro, yo incluso... la película del “Nens” no la conocía. Conocía a alguno de los que estaban involucrados en esta xarxa de pederastia. Pues bueno, uno de los que estaba involucrado, un tal Enric, tenía una tienda en la calle de la Cera, que vendía cosas de regalo y de fontanería, y por entonces allí estaba la sede de la Tabla del Raval. Entonces, yo en el año 91... 94, me presenté al premio de poesía y allí fue donde presenté los papeles del premio de poesía y lo gané. Entonces, yo lo conocía por eso, del barrio, porque yo vivía en Ronda Sant Pablo y esto era la calle la Cera, pues lo conocía de vista, de haber ido a la tienda, de lo de la poesía.

EP: ¿Tienes alguna poesía de tu edificio?

M: Tengo del barrio. Bueno, lo que gané, esto del premio del Raval... pues eran historias de estas de esto: “Ai, señor. Si jo pogués canviar al meu pensament un barri, si a més sonriures manyés la gent cada día...” Cosas de estas. Bueno si, el mural estaba en la parte de Sant José Oriol, o sea, detrás. En la plaza, lo que es la forma de la L en vez de la parte de Espalter Sant Román, la parte de Sant José Oriol - Robadors hacia arriba. Y había un trozo de pared inclinada, que debía ser de altura un metro, metro y algo. Y el Haring este hizo todo eso de mural, que eran como muñecos, bueno, de estos solo las siluetas, muy básicos y con rayitas para así simular el movimiento, y era contra la exclusión del SIDA. Luego, contra el yonkis también se hablaba, se veían serpientes, tenía que ver que con el caballo, con el SIDA. Bueno, generar un poco de conciencia... también depende de lo que pille uno de cada símbolo. Porque claro, depende de la cultura que tengas puede gustar o no. Pues había mucha gente que no le gustaba porque parecía mucho de niños, era un poco naif si quieres ¿no? Pero bueno, era interesante. Y es un tío que, además, fue muy conocido en su momento. Bueno, era y es. Está en las exposiciones de museos de arte contemporáneos, cualquier museo que se precie tiene algo de este tío.

Lo tiraron. Lo mismo que han tirado... Bueno, la tiraron y la destrozaron. No sé si lo habrán tirado a otro sitio, es posible que este en el MACBA, no lo sé. Cerrado en algún sitio de estos, si es que lo han conservado.Y hablando de paredes, claro, yo hablo de según mi trauma; pero cuando toda esta lucha para que no nos expulsaran a los vecinos y todo esto, en la zona destrozada de la Illa Robadors, antes de que hicieran las viviendas y todo esto, pusieron un muro con unas verjas de alambre arriba. Entonces, el muro este era gris, hizo la calle más estrecha de lo que aun era y entonces la gente empezó a aprovechar para hacer graffitis y pintar en este muro. Y el Ayuntamiento, cuando sacó la ley del civismo día si, día no, enviaba a la furgoneta para pintar de gris el tocho. El tocho que luego rompieron.

Pues no sé cuánto duró todo esto. El tiempo que estarían repintando la pared de gris, pues un año y pico, dos años. Gastándose cada día en gris en el funcionario, en la gasolina del vehículo. Entonces, pues bueno, claro, frustrando la comunicación de la gente, la creatividad, la época del botellón y todo eso; que hubo el primer macro botellón en el Raval como protesta. Y allí, mientras estaban haciendo las obras, a lo mejor había un paki que era el titular de un contrato de trabajo, y este paki subcontrataba a dos o tres más que le hacían su trabajo y les daba 200, 300 €. Con lo cual, éste, sin trabajar, estaba ganando 300, 400 €. Si tenía dos o tres trabajando, haciendo los pisos de CCOO de UGT y del presidente de la Asociación de Vecinos... Entonces, con ilegales han trabajado desde CCOO hasta la UGT. Bueno, sus cooperativas de viviendas. Y no se han preocupado de controlar quien estaba realmente allí. Entonces, bueno, claro, se escapaban y venían al Chino a tomarse algo que le invitábamos, o intentaban ligar con las chicas. E incluso hubo uno que cuando vió lo que era el chino: “¡Ah! Entonces yo canto muy bien, yo quiero cantar en el chino”. Y el agujero ese tuvo tuvo vidilla hasta que lo tiraron.

Al principio fue cuando empezaron a haber los derrumbes en Robadors, al principio fueron los números pares, los de al frente de mi lado. Situaciones muy tristes, que aparecieron los niños de la calle... Como había muchos edificios derrumbados, habían muchos chavales magrebies, o bueno, o no tan niños. Eran chavales que normalmente la Generalitat había pasado ya de su tutela porque tenían ya los 18 años, y entonces tenían que vivir en la calle. No se habían adaptado bien a lo que la Generalitat les había inculcado, o no les había encontrado trabajo, o lo que sea. Y entonces vivían en la calle, aspiraban cola. Iban de paleros, paleros agresivos, se supone, entonces para subir la calle ya te ponían los andamios. Una de las tácticas del mobbing que utilizó el Ayuntamiento eran los andamios. Por ejemplo, tú no te querías largar de tu casa, entonces te ponían un andamio delante, que justo podían romperte la ventana fácilmente, que justo podían entrarte a robar o ocuparte la casa. Entonces, esto le pasó a uno, como por ejemplo al de ciutat vella, al Jesús. Entonces, los críos estos, como tenían frío, a lo mejor, en la noche, hacían fuego en los pisos y a lo mejor había incendios. Entonces, cada semana, cada dos semanas, había los bomberos que venían, sobretodo la esquina de Sant José Oriol y Robadors. Allí debía haber una energía fantástica, porque cada semanita, cada dos semanicas ¡fuego! Y claro, muchas veces, al subir en los andamios y todo esto se caían, y un hombro roto, una pierna rota. Y alguna vez les bajé bocatas a estos chavales, o fumábamos un canuto, tomábamos unas cervezas y hablábamos de...

Y a mi, una de las cosas que me impresiona del Raval, ¿cómo decirlo?, como que la gente de la calle sabe tratar muy bien, como que hay una manera de cuidar a los enfermos mentales. Bueno, tal vez porque están más acostumbrados a esa realidad, porque pueden haber tenido un hermano, un padre, un vecino. Y a partir de que tú conoces a alguien que tiene ese problema, pues tomas conciencia de esa historia, y entonces ya no es esa historia sino es esa persona. Entonces ya no es una etiqueta, lo que tú juzgas. Luego, claro, al conocer una persona es mucho mas fácil solidarizarse. Porque es una persona que puedes conocer en sus momentos que no tiene esa enfermedad o lo que sea, o simplemente por empatía te explica el problema que ha tenido, por que sufre y que es lo que le ocasiona eso. Pero claro, enfermedades mentales hay muchas, puede ser una depresión, brotes psicóticos, pueden ser muchas cosas enfermedades mentales. Y quien dice enfermedades infecciosas... el SIDA, por ejemplo. Infecciosas: tuberculosis, gonorrea,... Antes, por ejemplo, habían muchos sitios, apartes de bares de prostitución, habían muchos sitios de gomas y de médicos, que no creo que sean legales. Que trataban las gonorreas y trataban... Y había en cada calle, así importante, de prostitución. Había algún sitio de gomas que a la vez había un médico que atendía, y a la vez te ponían purgaciones, yo que sé. Tantos, tampoco era todo evidente.

Yo, lo que es la parte de la prostitución en el barrio, lo que conocí primero fue la calle de la Tapias. La calle de la Tapias es una calle lateral al teatro Arnau, y esa calle estaba llena de prostitución. Y luego, en esa calle, hubo un incendio muy fuerte. Sería en los 70, a principios o mediados de los 70, a mediados sería. Y a partir de allí, empezó la decadencia de esa calle. Y se pasó... porque, además, fue cuando empezaron los derribos en el barrio. Al cabo de unos años se empezó la historia, antes que por la Rambla del Raval y todo eso, empezó por lo que era la calle Sant Olegario, lo que es la parte de la iglesia de Sant del Camp, por atrás, que han echo un polideportivo ,un parque alrededor de la... Pues todo eso no estaba, todo eso eran casas, también. Y eso fue lo primero que empezaron tirando, antes que la Rambla del Raval. Allí, por ejemplo, había un teatro, la sala Diana, en la calle Sant Pablo, que fue el teatro alternativo, anarquista. Hacían reuniones de la CNT, había cabarets alternativos, esto fue a finales de los 70. Y bueno, daba mucha vida al barrio, y fue de las primeras cosas que tiraron.

Y había acá, en la calle Sant Olegario, que también era zona de prostitución... Yo conocía toda esa zona, Sant Olegario, Tapies... De echo, yo, los dos, tres primeros años de mi vida, viví en la calle Avinyó, que es la zona de la “plaza del Tripi”. Lo que era mi casa, daba a la “plaza del Tripi” y a la calle Avinyó. Eera un piso enorme, de 150 m. Un piso que tenía mi madre que vivía con mis tías, y en donde vivía con su marido, hasta que mí madre se fue a Ronda Sant Pablo. Y dependía de si yo iba con mis padres a casa de mi tía, o si iba con mi madre solo, íbamos por una calle o por otra. Si íbamos con mi madre, íbamos por la calle Hospital, nos parábamos en una panadería que había, nos comprábamos pan dulce, unos bollos con azúcar por encima. Y si íbamos con mi padre: “no, que por aquí atajamos, que si tal, que si cual...” Entonces nos metíamos por unas calles que se veía alguna puta... Sant Olegario, Sant Maria. Y es posible que se atajara, pero claro, yo veía otra realidad, es cuando... Y esto era si íbamos con mi padre, con mi madre siempre íbamos por Hospital. Entonces mi padre, en realidad, pues supongo que le iría mas cachondo y le haría gracia ver culos o lo que sea, y se metía por allí. Y digo supongo, porque éramos todos católicos practicantes, confesantes y comulgantes.

Los locos, para dar un nombre genérico, se están quedando más solos, por la recalificación del plan. Yo creo que es una cuestión económica, depende de muchas cosas. De la modernidad que hablamos ¿no?, la incorporación de la mujer al mundo laboral... No solo con los locos, es también con los viejos, la exclusión de... Bueno, antes se cuidaban en casa, ahora se meten rápido o al psiquiátrico, o a las residencias, o a las guarderías. Esta todo mucho más... Porque, en cierta manera, el hombre tampoco... Bueno, pues en vez de decir: “bueno, pues compartimos la historia”, el hombre tampoco las ha asumido y tampoco tiene porque cargar la mujer. Pero claro, o nos ponemos de acuerdo, o lo que hacemos es la exclusión de nuestros seres queridos. Yo he sido muy feminista, pero mis hermanas, de cuidar nanai. Entonces, me he comido todos los culos, todos los pipis, todas las historias... Porque ellas van de feministas, van de feministas, poco más diré, poco mas diré.

Quiero decir, que son cosas que hay que asumir, no puedes dejar tirada a la gente, en los psiquiátricos... Si tu descuidas a alguien que tiene un problema puntual te lo cronifican rápido, te lo drogan, te lo apartan, y hasta que se muera. Y claro, se muere más pronto que tarde, con tanta puta medicación y tantos malos tratos, porque son malos tratos. El trato en los psiquiátricos es indigno. Yo, por ejemplo, conocí el frenopático que estaba al lado de la Diagonal, y aquello era demencial, parecía el s.XV - XVI. Paredes llenas de mierda, gente pelada a trasquilones, con batas cagadas, con gente chillando, gente babeando, gente por los suelos, enfermeras que pasaban de todo, que casi escupían a los enfermos. La psiquiatría es una de las cosas en la que nos encontramos todavía muy atrás. Bueno desde, el momento que han aparecido los centros de día y estas cosas, pues se ha dignificado bastante. Pero, por un lado, esta bién la autonomía, el individualismo y todo esto. Pero no te puedes olvidar de los afectos, de los quereres, porque entonces, yo creo que no valemos gran cosas, sino tenemos en cuenta esas cosas... Tu madre, tu padre, tu hermano, son cosas muy directas, como para aparcarlas como si fueran un coche, a nivel urbano. Sí, sí. La ciudad, la pasta, la ambición, el progreso en el trabajo... Yo no voy a cuidar a mi madre hoy, porque si hago horas extras gano 300 € pa que mis niños tengan sus Nike, o tengan su marca de calzado favorita, o puedan comprarse el barquito velero, puedan jugar al golf... Y entonces hacen esas horas extras, que le impiden ir a ver a su madre o a su padre, o a cuidar a quien sea.

Entonces es un poco penoso, porque tampoco es que mejora la calidad de vida. Simplemente, tú estás consumiendo cosas más caras, cosas por las pagas un marketing, pagas un... Que un poco nos pasa a todos. Quiero decir, que yo tampoco me libro de todo esto. Todos tenemos mierdecilla y gastamos el dinero como sin pensar. Pero claro, tiene menos sentido comprarse cosas de marca que meterte cocaína o un chute, porque una cosa implica una adicción, mientras que la otra implica que tu eres pijo. Y para mi, eso implica una conciencia de pijo y un querer ser pijo, y para mi es una ambición. Claro, tu también... lo pueden entender como una enfermedad. Pero para mí, es mas un acto de conciencia, el querer escalar posiciones sociales, es una manera de ser.

EP: Ummm, quedan 3 minutos...

M: Yo, si queréis cambiar el tercio y cortarme, y dirigirme hacia donde queráis, como yo me lío... como yo me lío ¿sabes?

EP: No, creo que esta muy bien. Porque nos has contado todo esto, me parece muy interesante pensar cómo la modernidad está construyendo esta división, esta exclusión, a partir de esa renuncia.

M: Sí, la renuncia a los afectos. Porque, en realidad, son afectos, y eso siempre es trabajoso. El afecto siempre es trabajoso. No es tan sencillo. Pues eso, no, yo creo que los que nos movemos en general en esta historia sabemos de estas cosas. Porque sino, no nos meteríamos. Luego habrá gente más intelectual y menos. No, para mi es muy básico, las emociones de los demás... Porque a mí me ha venido gente que se me ha puesto a llorar, y yo le digo: “¿pero porque lloras?”, y me dicen: “porque eres el primero que me escucha”, necesitan el abrazo.